¿Qué? ¿El chuy escribiendo sobre la vocación? aunque usted no lo crea pero aqui está su artículo

¿Qué le diría a un joven que está enfrentando un problema vocacional sin que se aburra y se mantenga entretenido por los siguientes dos minutos y que a la vez le impacte por toda su vida esto que está leyendo?


La vocación o ¿por qué tiene que ser tan tedioso el trabajo?

Es interesante ver que pocas personas disfrutan lo que hacen, tal vez podríamos pensar que el disfrutar de un trabajo es algo para unos cuantos. Estas personas son lo suficientemente afortunadas para hacer trabajos, que según nosotros, son divertidos, como ser futbolista profesional, o artista de películas de acción.
La mayoría de las personas ven al trabajo como algo tedioso, que no puede hacerse de manera placentera, y puede llegar a ser hasta un agobio o una tortura en la que solamente esperamos a que termine. Desafortunadamente este es el caso para muchos jóvenes y adultos, el trabajo se vive como una experiencia rutinaria y aburrida que se tiene que aguantar para obtener el pan de cada día. Esto es muy triste porque la mayor parte del día de una persona adulta se la pasa en el trabajo, y para un joven es la preparatoria o la universidad. Estas experiencias negativas se presentan como frustración. Puede ser que un joven este estudiando alguna capacitación o carrera en la cual ve con mucho agobio al realizar las tareas y mantener su interés por las clases.
Veamos ¿cuál es el problema? ¿que hay detrás de todo esto? Es algo muy común, y que escuchamos por todas partes. Las personas buscan estudiar algo o trabajar en algo por razones equivocadas. La intención de muchos estudiantes al entrar a las carreras populares como la medicina, derecho, administración de empresas, ingeniería, entre muchas otras, es por el querer hacer mucho dinero y obtener prestigio y respeto.
Muchas veces tenemos o necesitamos hacer cosas que realmente no nos gustan. Tal vez por situaciones que nos demandan hacerlas porque son tareas necesarias pero sin embargo son aburridas para nosotros. Existen otras situaciones en las que tenemos que hacer algo que se requiere, pero el medio para hacerlo no es muy disfrutable. En estas ocasiones, tal vez sea preferible ejercer un sentido de responsabilidad. Sin embargo, hay otra categoría de situaciones en las que nos forzamos a hacer algo, sin que nos guste y no son para obtener algo netamente necesario o pertinente.
A veces parece muy atractivo para nosotros estar en un lugar donde estemos recibiendo mucha atención por lo que nos, sentimos importantes y hasta recibimos aplausos y elogios por ser algo realizado para los demás. Siendo que mientras tanto no estamos disfrutando del trabajo, y no nos gusta la actividad. Este es un caso en donde hay recompensas externa pero no internas. Hay muchas situaciones como estas, querer trabajar en un puesto donde solo ganemos mucho dinero, sin realmente disfrutarlo. El agobio es algo que se encuentra implícito en estas situaciones.
Cuando no somos honestos con nosotros mismos, cambiando lo que nos gusta por los beneficios de otro tipo de trabajo, que realmente no deja nada para el disfrute. No seguir lo que realmente hay dentro de nosotros mismos nos va a acarrear mucha frustración.
El deseo que tenemos por hacer algunas actividades en vez de otras, son aquellas que nos gusta hacer y que queremos realizar en cada ocasión que se presente la oportunidad, son manifestaciones de nosotros mismos que siempre ha estado ahí. Hay algo dentro de nosotros que late cada vez que hay la oportunidad para trabajar en un cierto proyecto que nos atrae. Este latir que sentimos para realizar un trabajo es lo que llamamos motivación. Esto no está escondido, cada vez que se nos presenta esa posibilidad para realizar esa querida actividad vuelve a aparecer ese deseo, eso es algo que se repite continuamente, nuestra motivación se manifiesta como un patrón.
El deseo que nace de nosotros mismos para hacer diversas actividades es parte del diseño de nuestra personalidad, la motivación que se dispone de manera natural, está ahí porque estamos codificados para hacerlo. Estos dones aparecen en nosotros desde que nacemos y se desarrollan durante toda nuestra vida.
Es por esto que al ver a aquella persona que le gustaba mucho cuidar de animalitos de niño creció a ser veterinario, o la niña que desarmaba los radios de su casa terminó siendo ingeniería. Aquello para lo que fuimos creados se manifiesta de alguna forma u otra. Así, si llegamos a estar en una profesión que no nos gusta, de alguna manera vamos a buscar actividades en las que podamos cubrir ese deseo dentro de nosotros. De esta forma podemos ver un contador que se la pasa haciendo dibujitos en su libreta o un abogado que está recibiendo clases de teatro.
Si nos examinamos a través de nuestra vida como persona y recordamos las actividades que hemos disfrutado, podremos ver que estas actividades se manifiestan en toda nuestras vivencias. Nuestra personalidad y sus motivaciones siempre estarán presentes en todo lo que hagamos, ignorarlas y buscar otras cosas en una intención quizá mezquina, que pronto se burlará de nosotros: tal vez obtendremos lo que busquemos, como reconocimiento y dinero, pero la satisfacción, será limitada y pronto volará y se esfumará.
Es por eso que es importante parar nuestras actividades y ponernos a pensar seria y francamente, ¿qué es lo que realmente quiero hacer con mi vida? Los dones que están adentro de nosotros solamente están esperando a ser encontrados y ser desarrollados. Todos tenemos dones escondidos, desperdiciarlos es equivalente a dejar un vacío, que solamente nosotros podemos llenar, de la única manera en la que sabemos y es por medio de nuestra personalidad, además nos privarnos de una satisfacción que solamente a nosotros nos corresponde.
Una fórmula básica para poder encontrar esos dones que están dentro de nosotros son: primeramente una actitud de honestidad hacia uno mismo, y luego preguntarnos ¿qué es lo que realmente disfruto hacer? Pongamos a un lado lo que otros quieren que hagamos, o aquellos deseos de ser importantes o tener mucho dinero. Ser honestos con nosotros mismos es el primer paso para encontrar el diseño de vocación dentro de nosotros. Reconocer las actividades a las que recurrimos más frecuentemente para recreación es un fuerte indicador de nuestro diseño de motivación. Puede ser un tema que frecuentamos mucho en alguna revista o documentales en la televisión, libros o novelas de un autor, alguna manualidad como la carpintería o la escultura, o quizá alguna materia que se nos haga muy interesante de literatura en la escuela.
Pero en cualquier ejercicio introspectivo, donde queramos examinarnos a nosotros mismos, siempre por regla básica y elemental es necesario tener una actitud de honestidad. De nada sirve mentirnos a nosotros mismos, o engañar a las demás personas con lo que nos gusta, además nos apartará más del diseño que realmente se encuentra en nosotros, y de tener una vida satisfactoria.
El trabajo y la escuela son lugares en donde estamos la mayor parte de nuestro día, vale la pena reflexionar en lo que realmente queremos hacer con nuestras vidas, si lo que estamos haciendo ahí no cuadra con nuestras motivaciones básicas y genuinas. Necesitamos poner a un lado las limitaciones o las excusas que nos generamos al pensar en este tema. Pero si por alguna razón es completamente imposible mejorar o cambiar ese espacio para poder desarrollar las actividades que realmente nos gustan, quizá sea bueno tener después del trabajo o de la escuela, un lugar donde se puedan obtener esas actividades que realmente disfrutamos, tal vez sea algo que nos resulte enriquecedor. Además nuestros dones no necesariamente requieren de una remuneración monetaria para que se puedan disfrutar y sean de beneficio para otros.
Solamente tenemos una vida y un momento muy breve en el que aparecemos en este mundo. Debemos de ponernos a pensar lo que realmente queremos y buscar en nosotros los dones valiosísimos que se nos han depositado. Tu tienes dones que son únicos, al igual que tu personalidad, y al no emplearlos el mundo se pierde de algo muy especial que solamente tu puedes aportar.

Comments

  1. Bien dicho Chuy! Yo creo lo mismo que tú, un paso esencial para descubrir nuestra vocacón es preguntarnos 4 cosas (hice el ejercicio introspectivo hace algunos meses):
    1. ¿Cuáles son mis dones y habilidades?
    2. ¿Cuál es el deseo más profundo de mi corazón?
    3. ¿dónde puedo sentir con mayor fuerza las necesidades del mundo y el quebranto de la creación de Dios? ¿cómo veo el dolor y las consecuencias de la caída con más fuerza? ¿dónde me gustaría estar y marcar una diferencia aún cuando no recibiera ninguna gratificación económica?
    4. ¿cuál es mi personalidad única y mi temperamento? ¿Cómo es mi carácter? ¿Cómo planeo o actúo?

    Esto lo leí en un libro hace tiempo, y me ayudó mucho para pensar mi vida, mis deseos, inquietudes y ver dentro de mi propio corazón aquello que amo y me mueve. Nos ayuda a aceptarnos a nosotros mismos porque nos conocemos mejor y reconocemos que Dios nos ha hecho así, especiales, diferentes...
    Un abrazo,
    Ale

    ReplyDelete
  2. Muchas gracias por tu aportación, Ale! Este es un tema del cual me gusta mucho compartir y pensar. Saludos!

    ReplyDelete
  3. Yo estudio contaduria y hago dibujitos en mi cuaderno XD jajaja ntc!! pero si estudio contaduria, muy buena la reflexion, en realidad yo soy sincera, no me gusta mi carrera y aveces solo digo: "pues ya q" como qeriendo decir: "q mas qeda" sin embargo, me gusta experimentar d todo lo q en algun momento escuche y me llamo la atencion, como la poesia, la musica, la fotografia, y el dibujo =) siempre hay buenos pasatiempos para qitarte el estres y la frustracion de la escuela o el trabajo.

    ReplyDelete
  4. Hola, Diana. me da mucho gusto saber que haya hecho resonancia en ti este artículo y que nos hayas compartido acerca de tu experiencia. estoy de acuerdo, hay que experimentar! yo lo hago mucho con diferentes cosas como esas que mencionas jejeje. Gracias por tu comentario!

    ReplyDelete

Post a Comment

Popular Posts