El peluquero del 404

Entré a la escena del crimen, era el salón de clases 404 con todos los niños alborotados. No sé como los aguanta la maestra.

Unas horas antes había hablado con la víctima, una chica de trece años, le cortaron un buen mechón de cabello por atrás. Nunca se dio cuenta hasta que llegó a su casa. Aquello sucedió unos días antes en los albores de una clase de Ética y Valores. Sobra decir lo irónico que era.

Ningún niño había admitido quién lo había hecho, así que la escuela me contrató para hacer su trabajo sucio de investigación.

—A ver, enanos, ¿quién de ustedes fue? —así les dije. Me gusta el papel de policia malo.

Silencio total. Caminaba de un extremo a otro. Los observaba uno por uno y ahí estaba, el de siempre, el obvio, el niño con cara de bribón.

—Fuiste... tú. El prefecto y la maestra me han dado el derecho de castigarte y te vamos a quitar el receso por el resto del año —le dije.

—¿¡Qué!? Yo no hice nada, ya sé que me porto mal a veces. Pero...

—¿A veces? —interrumpió uno de ellos y las risas solo escalaron—, a veces todos los días.

—¡Pero yo no voy a andar cortando el cabello y menos gratis! —exclamó mientras aleteaba los brazos como si se ahogara en desesperación por limpiar su nombre de bribón. Determiné que esa desesperación no la podría fingir, le creí. Supe que no era él.

Le pedí al prefecto que les diera un discurso. Algo que los mareara. El ya sabía qué decir, y se puso en su porte serio que parecía la pura verdad. 

Los alumnos tenían la mirada fija en el corpulento hombre que también la hacía de maestro de educación física. Parecía que una vena le iba a reventar en la frente. Silencio entre los alumnos. A mí me asustó un poquito. 

Luego me puse a examinar las expresiones de los alumnos y ahí fue cuando lo supe. Era la revelación. La epifanía. Lo sabía en ese momento. Sí, un momento Eureka. Podía saborear la verdad en mi boca.

—¿Y ese gordito?, ¿cómo se llama? —le dije discretamente a la maestra.

—¿El de enfrente? Es Josefo, un chico muy tranquilo, es de puros dieces. Disculpe, ¿cómo que gordito?

—No, ¿qué tranquilo va a ser? Míralo cómo le tiembla la pierna, es su conciencia, que quiere escapar de su cuerpo y confesar la verdad. La culpa ya no la aguanta. No ha hecho ningún intento de hacer contacto visual con el prefecto. ¡Él es!

En ese momento me levanté, interrumpí al prefecto y le dije al niño que pasara al frente. 

—Tú fuiste —le dije al consternado joven.

Un clamor unánime reventó el salón.

—¿Cómo supo? —dijo un niño.

—Sí, sí, él fue. Todos pensamos que es él. —dijo una niña por allá.

Como si mi propuesta fuera el catalizador de su osadía para decir lo que nadie se animaba a hacer.

El prefecto recuperó el orden y le dio la palabra a una niña que levantó la mano.

—Sí, señor detective, fue Josefo, no se crea que es un niño bueno, él estaba cerca de Nohemí cuando le cortó el cabello. Traía tijeras y en esa actividad no necesitábamos de tijeras.

Y así, uno tras otro, empezaron a acusar al chico. 

—Josefo, todos piensan que eres el culpable —le aseguré al chico que se mantenía en su postura hermética.

Procedí a buscar evidencia. Tomé su mochila, la levanté a una buena altura y la volqué abierta hacia abajo, haciendo un satisfactorio estruendo de sus libretas y útiles.

—¿Qué está haciendo? Yo no fui. ¡Fue Marcos! —dijo el culpable.

—¡Ni siquiera vino Marcos a la escuela ese día! —reclamó un niño que fue apoyado unánimemente por los demás.

Le di una patada a unos lápices y a algunos artículos que salieron botadando. Me agaché y tomé la evidencia incriminadora.

—Si tú no fuiste, ¿entonces qué es esto?

—Todos aquí traemos tijeras, ¡Esto es la secundaria!

—Señor, por favor no haga ese tipo de acciones, respete las pertenencias de los alumnos —replicó indignada la maestra.

Comence a volverme consciente de que los ojos de Josefo se volvían a una esquina del salón. Noté que volvía a mirar su casillero. Así que corrí desesperadamente hacia allá, brinqué un mesabanco, casi me resbalaba, pero llegué a ese extremo del salón. Tenía en mis manos al casillero, como un cofre de tesoros, lleno de valiosa verdad. Lo acariciaba y recorría sus lados como buscando el punto débil, como queriendo encontrar que me hablaran sus láminas pintadas de azul. Puse mis manos sobre ese hermoso tesoro y solo hice lo que se hace con un cofre así. Lo tiré al suelo. Otro estruendo en extremo satisfactorio.

—¡Eso está fuera de lugar! —me gritó la maestra, quien se levantó como queriendo ir por mí para detenerme. Pero fue a ella a quien detenieron.

—Déjelo, él sabe lo que hace —le dijo el prefecto quien confiaba en mis métodos. Mis métodos insuperables, diría yo.

—A esto hemos llegado, Josefo. Así son las cosas cuando no se coopera. ¡A esto hemos llegado! Te la pasabas viendo tu casillero, y he aquí... ¿Que es esto?

Había un desastre en el piso. Y sabía que ahí estaba. La víctima reclamando justicia. El cadaver que no podía mantenerse escondido. 

Ahí estaba.

El mechón de cabello. 

Igual que el de la chica trasquilada. 

—Típico. Guardaste la evidencia como un trofeo de lo que hiciste, ¿no es así? ¿O para qué lo guardaste?

Todos los niños exclamaron, unos en alegría y otros lo abuchearon.

—Yo no fui, me lo plantaron.

—Fuiste tú, Josefo. Todo indica que fuiste tú. No hay más qué decir—así le dije al bribón. 

Lo tenía. Sabía que era él. Caso resuelto y cerrado.

Los niños le amenazaban con hacerle bullying. El prefecto y la maestra aceptaron la evidencia y decidieron castigarlo el resto del ciclo escolar. Y a mí me pagaron una suma suficiente para cubrir mis deudas en Coppel.

El mejor final, el más feliz diría yo. 





Comments

  1. Gracias, Jzkvl, por participar con este relato en el homenaje a Dashiell Hammett y El Halcón Maltés. Un abrazo y suerte!

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  2. Ameno y muy divertido tu relato, Jzkvl. Muy buena idea situar al detective en un aula infantil. Me ha gustado mucho el tono y la ligereza de la historia. Felicidades y suerte en el concurso.

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    1. Qué grato que haya sido de tu agrado este cuento. Un abrazo!

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  3. Muy original y divertido. :) Suerte.

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    1. Gracias por visitarme, Ainhoa. Qué gusto que te resultó divertido. Saludos!

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  4. Genial! Ser "muy bien,diez" puede ser muy aburrido en ocasiones. Hay que encontrar la manera de salir del rol. Pobre niña, menos mal que el cabello vuelve a crecer. Estupenda descripción del ambiente, tanto del comportamiento de los niños como de los aburridos adultos. Me encantó.
    Suerte, un saludo.

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    1. ¡Hola, Juana! Gracias por tu comentario qué bueno que lo disfrutaste, me alegra mucho. Un fuerte abrazo.

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  5. Son precisos investigadores en ámbitos estudiantiles, sean de la edad que sean los pupilos porque , como dice el refrán ..."El arbolito recto desde que crece", y existe cada batiburrillo en las aulas que para qué....Sugiero que el prefecto organice seminarios sobre Seguridad y que los imparta el detective, y de esta manera, el investigador podrá volver a ver a tan atractiva maestra.
    ¡Feliz Mes de Abril!

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    1. Me encanta esa idea, ellos dos harían excelente mancuerna. Muchas gracias por tu comentario y visita. ¡Saludos!

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  6. Hola de nuevo, un relato muy gracioso
    El investigador intentado averiguar quién era
    El autor del corte de cabello de la niña.
    Al final salió, te deseo mucha suerte.
    Saludos de flor.

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    1. Que Grato que te resultó cómico, Flor. Muchas gracias por tu comentario! Un abrazo

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  7. Hola, Jzkvl. Creo que es la primera vez que vengo a tu blog. Me ha encantado. Tienes una manera de contar las cosas muy natural, como si estuviéramos en la barra de un bar de cañas. Además que gracioso y algo surrealista, detective de colegios, je, je. Me ha parecido muy bien escrito y muy imaginativo. Te felicito. un abrazo y suerte en el Tintero

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    1. Mil gracias, Pepe. Exactamente ese era el aire que quería transmitir. De hecho tenía originalmente una parte en el que el detective, al principio, hace referencia a unas cervezas, haciendo alusión de que están en un bar; pero quise ser más sucinto y disminuir el conteo de palabras. Qué gusto que fue de tu agrado, ¡un abrazo!

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  8. Muy chulo. Hacer de detective de gamberradas pesadas. No sería mal oficio.

    Muy bien llevado. Un abrazo

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    1. Un oficio honesto, aunque lo critiquen sus otros compañeros detectives. Muchísimas gracias por su lectura y comentario. Un abrazo!

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  9. Hola, Jzkvl. Un relato muy entretenido y bien escrito, aunque el detective creo que se pasa de vueltas. Josefo no es mi hijo pero creo que sí lo fuera tebdrua un serio encontronazo con el protagonista. Je, je, je.
    Mucha suerte en el concurso. Un saludo.

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    1. Que bien! Esa sensación de empatía por Josefo yo también la comparto, su veredicto fue muy veloz y también algo inconcluso. Muchas gracias por tu comentario y visita. Un saludo

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  10. Un relato muy simpático. Me parece que el detective bien podría estar en casos más complicados. Tiene la actitud necesaria. Interesante como involucras al lector cuando el protagonista hace preguntas directas y parece que nos habla. Saludos.

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    1. Sí, esperemos que el detective se gradue de esta fase en su carrera. Me da gusto que se logró esa sensación de plática con el lector. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.

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  11. Hola compañero. Creo que es la primera vez que te leo.
    Me ha gustado la voz narrativa dirigida a alguien que no se descubre hasta la última línea.
    Un relato distinto, un caso de “trasquilación” en una escuela. cotando a través de ágiles diálogos.
    Un cordial saludo Jzkvl

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    1. Qué gusto que hayas disfrutado de esos aspectos. Gracias por tu visita y comentario. Saludos y abrazos!

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  12. Acabo de recordar que escribiste "bajando el piso trece" para el reto del ascensor.
    Saludos de nuevo.

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    1. Así es, y esta es mi segunda participación en esta bella comunidad. Nos seguimos leyendo, Tara. un saludo!

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  13. Tu relato es ingenioso y original , detective en colegios e institutos. Muy bien narrado, felicidades! Saludos!

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    1. Muchísimas gracias por su comentario!! Me alegra mucho. Saludos!

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  14. A falta de mujeres fatales, miraba a la atractiva maestra.
    Quien pensé que podría ser la culpable, para hacer una peluca con pelo robado.
    Bien contado.

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    1. Me agrada la idea, podría ser ella la que realmente hizo todo e inculpó a Josefo. Muchas gracias! Saludos

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  15. Original ese detective, tratando de encontrar al culpable de una gamberrada en el colegio.
    El mas listo resultó ser el culplable, quien lo iba a decir.
    Entretenida historia.
    Saludos
    Puri

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    1. Me alegra mucho que lo disfrutaste. Un fuerte abrazo

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  16. Un diálogo directo del autor con el lector, y un personaje de carácter y con una profesión muy original este detective de escuelas secundarias, con unos métodos bastante expeditivos. La verdad es que el pobre josefo me ha dado pena, yo le concedo el beneficio de la duda. Un saludo.

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    1. Sí, estoy de acuerdo, ese Josefo necesita un segundo juicio y revisar a fondo su caso. Muchas gracias por tu comentario. Saludos!

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  17. Magistral. Simplemente la historia de un excelente detective que no se anda con rodeos, resolvio el caso a punta de experiencia y seriedad. Tien una mente muy rapida.

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    1. Hola, José. Qué gusto que la ejecución del texto fue de tu agrado. Muchísimas gracias por tu comentario. Saludos!

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  18. Hola. Vaya ritmo trepidante el de este relato. No podía faltar el escarceo amoroso entre el detective y la chica, un clásico y la sorpresa final es un buen colofón. Suerte en el Tintero.

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    1. Hola, Isan. Gracias por tu visita y comentario. Así es, no podía faltarle ese ingrediente amoroso en el misterio de cualquier caso. Un saludo!

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  19. Muy original tu relato, un detective de colegios, no se me habría ocurrido y el final tampoco, muy entretenido para leer, muchas suerte. PATRICIA F.

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    1. Hola, Patricia. Gracias por tu lectura y comentario. Me algra que resultó de tu agrado. Un saludo.

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  20. Un relato original, en un escenario diferente y novedoso. Al final , resulta que el narrador está hablando con el padre o madre del culpable, esto también es original. Mucha suerte en el concurso. Saludos.

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    1. Hola, Pedro. Me alegra que pudiste disfrutar de ese giro. Muchas gracias por tu comentario. Un gran saludo.

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  21. Hola, jzkvl.
    Yo también es la primera vez que paso por aquí. Me ha encantado tu forma de romper la cuarta pared dirigiéndote al lector hasta la última frase. Tienes razón en que cualquiera puede tener un Josefo en su vida. Me ha gustado la originalidad del detective de colegio. ¡Buen relato! Y suerte en el concurso.
    Un abrazo.

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    1. Hola, MJ. Muchas gracias por tu visita y grato comentario. Me alegra mucho que hayas disfrutado de esa forma de dirigirme al apreciable lector. Un fuerte abrazo.

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  22. Me hubiera gustado que el detective investigara también el móvil del "crimen", ¿por qué Josefo intenta llamar la atención?, a veces los niños quieren decirnos algo pero no saben cómo.
    Buen relato, divertido y original. Es la primera vez que leo sobre un detective resolviendo casos en una escuela.
    Suerte en el concurso.
    Un abrazo.

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  23. Hola, Jzkvl. Un detective muy original el que nos muestras jugando en ligas infantiles. No cobrará mucho, pero resuelve casos de colegio. El problema del trasfondo del empollón con un lado siniestro posiblemente por su complejo físico y el abucheo de los compañeros. Aunque el detective bien podría ser la versión adulta del culpable, rudo con los muchachos, pero incapaz de pedir el teléfono a la maestra que tan buena impresión le causó. Saludos y suerte.

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  24. Hola Jzkvl, uhmm pobre, mira que tocarle al más empollón de clase, claro, por otro lado, se sentía inmune. Un diálogo super. Me enganché con la escena de clase. Muy original. Un abrazo

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  25. Es una tarea titánica descubrir crímenes o travesuras estudiantiles, esos pillos se lo traen. No es de extrañar mucho, que ninguno de los que sospechan es el culpable. Jajajaja. Esperemos el detective vuelva a ver a la maestra ❣️.

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  26. Saludos cordiales desde Puerto La Cruz Anzoátegui Venezuela de Raquel Peña

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  27. Qué idea, un detective escolar!!! Me gustan mucho los diálogos, le dan agilidad a la historia. Felicidades. Un abrazo.

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